89. SONETO DE LOS CUERNOS
No he de quedar por Dios ahora mudo,
ni tampoco por Dios seré cegado;
con la boca cerrada me he callado
y en la garganta tengo ya hecho un nudo.
Se deshizo de mí en cuanto pudo
al creerse que estaba enamorado
y en silencio no se iba de mi lado
mas descubrí que yo no soy cornudo.
En mi frente no quiero cornamentas
que vas a ser quemada en los infiernos
entre rayos y truenos y tormentas.
Al atravesar la puerta con sus pernos
del cementerio ajustarán las cuentas
dentro del ataúd tus putos cuernos.
José Luis Guillén Lanzas, 8 Diciembre 2016
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