493. LA NOCHE DEL PROFANO
Dos mil dos discoteca de verano
me ligó la morena cuesalteña
con su nariz curvada y aguileña
y salimos cogidos de la mano.
En su pueblo en el suelo más terrano
espeluznada toda y tan risueña
disfruté como el macho que domeña
de la llamada noche del profano.
Y por prestar aquel eskoda rojo
en la cuneta dio mi envergadura
entre espinos pinchado en el abrojo.
Pretendo recordar esa aventura
con las piernas dormidas medio cojo
encontrando acabé con la postura.
José Luis Guillén Lanzas, 2020-08-04